Ingredientes:
1 yogur
natural (de 125 gr).
3 huevos.
Harina (2
medidas de yogur).
Cacao en
polvo (1 medida de yogur).
Azúcar (2
medidas de yogur).
Aceite de
semillas y de oliva (1 medida de yogur entre los dos). Si te gusta que en el
sabor final se aprecie el aceite, añade más aceite de oliva que de semillas,
pero si prefieres que sea más discreto, hazlo a la inversa.
1 sobre de
levadura en polvo (16 gr).
Mantequilla
para untar el molde.
Preparación:
1.Vacía el
yogur en un pequeño bol para poder utilizar su recipiente desde el primer
momento.
2. Precalienta
el horno a 180º durante estos 10 minutos que vas a dedicar aproximadamente a
elaborar la masa.
En un bol
grande, añade las dos medidas de azúcar y los huevos, y bátelos enérgicamente,
mejor con unas varillas o una cuchara.
3.Añade el
aceite y el yogur, y sigue batiendo para que la mezcla quede homogénea, sin
grumos.
4.Ahora,
sitúa un colador justo encima del bol y ve añadiendo las medidas de levadura y
harina, de forma que pasen por el colador. A este proceso se le llama tamizado,
y permite que estos ingredientes secos se añadan a la mezcla sin grumos ni
apelmazamientos, viene genial para que todo se mezcle bien. Termina de
mezclarlo todo, que queden perfectamente integrados todos los ingredientes.
5.Añade la
cantidad elegida de cacao, y mezcla bien con el resto de ingredientes. Verás
que tu bizcocho tomará automáticamente un color muy oscuro, y si pruebas la
mezcla un poco con el dedo (qué gustazo poder probar las mezclas antes de
hornear!) verás qué rico está. Puedes ayudarte de esta pequeña prueba para
saber si has acertado con la cantidad de cacao.
6.Unta el
molde con mantequilla. Puedes hacerlo con tu propio dedo, y es recomendable que
la mantequilla haya estado unos minutos fuera de la nevera, o si está demasiado
dura, introduce una pequeña cantidad de ella en un vaso en el microondas
durante apenas 5 segundos, y ya la tendrás lista para impregnar las paredes del
molde con facilidad.
7.Vierte la
masa en el molde y colócalo en el horno, a una altura media, y mantén esa
temperatura de 180º durante unos 30 minutos.
Haz la
prueba del palillo: pincha con un palillo el bizcocho, y si sale sin restos
pegados, es que está listo. Apaga el horno, saca el bizcocho y déjalo reposar.
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